domingo, 3 de enero de 2021

Kotor

De entre las entradas marítimas en crucero hacia una ciudad, la de Kotor es posiblemente la más impresionante de cuantas yo he surcado. Para acceder a la bella capital  montenegrina, declarada merecidamente Patrimonio de la Humanidad, hay que recorrer una impresionante y a la vez serena bahía que se introduce más de veinte kilómetros en la tierra. Muy cerca de nuestro destino, frente al pueblo de Perast, que desde el barco se vislumbra muy bonito con su famoso campanile, se pueden ver dos curiosos islotes: uno natural, Sveti Dorde (San Jorge), con un monasterio benedictino del siglo XII; y otro artificial, Gospa od Skrpjela (Nuestra Señora de la Roca), en el que se encuentra una iglesia del siglo XVII.

Cuando arribamos a Kotor, la mayoría de los cruceros, sobre todo los de mayor tamaño, se ven obligados a fondear frente al pequeño puerto, realizando el desplazamiento en tenders para llegar cómodamente al muelle.


PLAZUELA DE KOTOR

EXCURSIONES OFICIALES. La oferta común son las panorámicas de Montenegro, paseo por Kotor incluyendo en algunos casos la opción del Tuk Tuk o Perast.


ALTERNATIVAS. Sin duda dar una vuelta por tu cuenta por Kotor. Nada más desembarcar nos topamos con la Torre Campana, un baluarte de planta circular que forma parte del imponente conjunto amurallado de la ciudad, de 4,5 kilómetros de longitud, el cual, por cierto, se encuentra en un excelente estado de conservación. En tan sólo unos pocos minutos, llegamos a la vistosa Puerta del Mar (siglo XVI), la principal entrada al recinto antiguo de Kotor.

Una vez traspasada ésta, nos encontramos con la amplia Plaza de Armas (Trg od Oruzja), en donde podemos contemplar el Palacio Ducal (siglo XVIII), el Teatro Francés (siglo XIX), el Arsenal (siglo XV) y la Torre del Reloj (1602), que es una de las construcciones emblemáticas de la localidad. 

Después de un breve paseo, accedemos a la catedral gótica dedicada a San Trifón, patrono de Kotor, que está situada en la plaza del mismo nombre. Erigida en el siglo XII, se trata de otro de los edificios representativos de la ciudad. La bella arquitectura del templo y su serena luminosidad, fueron complementadas con los armoniosos acordes que, en aquellos momentos, una monja interpretaba en un armonio, cautivando mi mente con unos momentos francamente inolvidables.

A dos pasos se ubica el Museo Marítimo, ubicado en el Palacio Grgurina (siglo XVIII), una mansión barroca que alberga una completa colección de modelos de barcos, objetos diversos y obras de arte concernientes a la historia náutica de los habitantes del lugar. Es interesante y además se puede visitar en un corto periodo de tiempo.

PUERTA NORTE


De entre los muchos templos que jalonan las calles de Kotor, no hay que perderse la iglesia de San Lucas (siglo XII), que mezcla los estilos románico y bizantino, poseyendo en su interior un sobrio iconostasio del siglo XVII y dos altares, el uno ortodoxo y el otro católico; la neobizantina de San Nicolás (siglo XX), que nos recibe con una enorme bandera de la iglesia ortodoxa serbia en la fachada; y la románica de Santa María (siglo XIII), con un campanario añadido en el siglo XVIII, que se encontraba cerrada.

Si no fuera por su antigüedad, podría pensarse que Kotor es una ciudad recientemente diseñada para el turismo.  Pasear tranquilamente por las calles e irnos encontrando con bonitos palacios edificados en el periodo de dominación veneciana (siglos XV al XVIII), constituye un mágico y agradable aliciente.

Aconsejo salir por la Puerta del Río para, desde el puente, echar simplemente un vistazo a las potentes murallas y bastiones que, en otros tiempos, defendían el norte de la ciudad. 

Una característica relevante de la bella capital del Adriático es que por todos lados nos encontramos con numerosos gatos, que lucen preciosos, saludables y bien alimentados. Algunos de ellos portan al cuello pañuelos amarillos con el nombre de la ciudad. Son muy cariñosos y se dejan acariciar por los turistas cuando se tumban a sus pies en las terrazas. En las tiendas se pueden comprar muchos souvenirs con la figura de estos simpáticos felinos. Por cierto, en Kotor existe un curioso Museo del Gato que fue inaugurado en 2013 y que no tuve oportunidad de visitar. 

COMPRAS Y RESTAURANTES. En un radio de unos cuatrocientos metros, todo está a la mano. Las numerosas y recoletas plazas propician que todas ellas estén ocupadas por bares y restaurantes, siempre muy animados cuando llegan los cruceristas, y en los que se puede comer o tomar algo a un precio bastante razonable.

No sé si fue casualidad o que abre todos los días, pero lo cierto es que, a la entrada de la Puerta del Mar, tuve la suerte de encontrarme con un animado mercadillo público en el que se vendía fruta, verdura, pescado y todo tipo de alimentos. Dos productos típicos se ofrecían como representativos de Montenegro: el jamón curado (prsut) y el queso Kolasin Sir en capas.

TORRE DEL RELOJ

Caminando por Kotor se pueden hacer las más variadas compras en las incontables tiendas de moda y artesanía local, que vemos por calles y plazas.


Manuel E. Darias (Team Crucering)

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