Una costumbre que tengo cuando
llego a un crucero es examinar el primer día la oferta de paquetes de bebidas.
En este caso no he tenido mucha opción ya que mis compañeros de viaje tenían
incluido el “Cheers” en su tarifa del crucero, así que, por compartir mesa con
ellos, he tenido que contratarlo, en principio no muy convencido de su
rentabilidad.
El “Cheers” incluye bebidas ya
sea refrescos, cerveza de barril y vino (el predeterminado por el restaurante)
sólo en comidas y cenas tanto en restaurante (no de especialidad) como en
buffet. No obstante, una vez hecho cuentas debo decir que está bien. Sólo con
tomarte dos vasos de vino o dos cervezas grandes por comida lo amortizas. Si a
esto le sumas la botella de agua de rigor para llevarte el resto a la
habitación hasta merece la pena, ya que te olvidas de estos cargos durante el
crucero.
Los dos últimos días hemos
visitado Marsella y Génova. En Marsella habían cambiado cosas, por lo que
tendré que actualizar a mi vuelta el artículo de este destino. Como ya había
estado allí aproveché esta visita para ir a lugares a los que no he podido
llegar en visitas anteriores y que son muy recomendados como el Palacio de
Longchamp.
En Génova, en cambio, el tiempo
no acompañó ya que estuvo lloviendo todo el día. Como no hay mal que por bien
no venga he podido aprovechar para volver al Acuario, cerrado en mis últimas
dos visitas a la ciudad por ser lunes, ya que está muy próximo a la terminal de
cruceros. Sin duda es una visita muy recomendada, sobre todo si tienes niños, aunque
recomiendo coger sólo el ticket del acuario, ya que la esfera de Biosfera no
merece la pena.
Uno de los momentos que estaba
esperando era la salida de Génova, ya que, según las informaciones que
manejaba, el accidentado Costa Concordia se encontraba en el astillero a la
salida del puerto en pleno proceso de desguace. La oscuridad del día y la
salida algo tarde del MSC Preziosa (no olvidemos que Génova es puerto de salida
principal de este crucero), no ayudaron mucho en la toma de imágenes del
Concordia, pero sí pudimos reconocerlo por los “pontones” que se utilizaron
para la operación de “parbuckling”. En la actualidad queda poquito ya que se
puede reconocer la proa, pero todo lo que se encontraba por encima de la
cubierta 5 ya prácticamente no existe.
Costa Concordia en Génova
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