domingo, 18 de enero de 2015

Savona

Savona es el puerto base en el mediterráneo para Costa Cruceros para sus pasajeros italianos (que son la mayoría), aunque utiliza puertos alternativos como Barcelona, Palma de Mallorca o Valencia, por lo que los pasajeros embarcados en estos puertos utilizarán Savona como puerto de escala.

Savona fue, sin duda, la gran sorpresa que me deparó el tercer viaje inaugural del Costa Diadema (Noviembre 2014). Lo primero que llama la atención del puerto es la excelente terminal que, por cierto, me recordó por su moderno diseño a la Palacruceros de Barcelona.

Existe una oficina turística que da información a los visitantes y suministra un magnífico plano en el que la guía del mostrador marca un itinerario bastante completo y fácil de seguir en la práctica.

El acceso a la ciudad es comodísimo y se puede hacer a pie. Algo que se agradece cuando, en otras ocasiones, hay que hacer un pequeño viaje adicional para salir del puerto y llegar al centro. 


COSTA DIADEMA EN SAVONA

EXCURSIONES OFICIALES: Por su localización, la escala permite excursiones a lugares como Génova y su acuario, Principado de Mónaco o Portofino, que es una pequeña localidad exclusiva de vacaciones a lado del mar equipada con tiendas de lujo y restaurantes.

ALTERNATIVAS: Un paseo por el casco antiguo de Savona, que se encuentra muy próximo al puerto.
Lo primero que me encuentro a la entrada de la capital, es la Torre León Pancaldo, que es el símbolo de Savona. Desde el barco también se le puede sacar muy buenas fotos. 



A continuación inicio un agradable paseo por la Vía Paleocapa, una calle comercial que me recordó la XX Septiembre de Génova, cuyos pórticos resultan muy confortables, especialmente en un día de viento y lluvia como el que me tocó en suerte.
Luego hago un desvío para pasar por el Palacio Della Rovere y llegar inmediatamente a las medievales Torres del Brandale.  Son tres: dos pequeñas y esbeltas (Torre Riario y Torre Corsi) y la más grande llamada Campanassa que está junto al Palacio degli Anziani.
Doy la vuelta y emprendo el camino hacia la Plaza del Duomo, en donde me encuentro con la bonita Catedral dell’Assunta, que posee un discreto alzado y un agradable interior muy acorde con la típica arquitectura religiosa italiana. Por una puerta lateral, adjunta a la fachada, me introduzco en la restaurada Capilla Sixtina, la única existente impulsada por el papa Sixto IV además de la afamada sita en El Vaticano, simpática y coquetona, en donde me topo con la sorpresa de un cautivador belén navideño enriquecido con figuras de los típicos lugareños de la zona. Por cierto, estaba prohibido hacer fotos. Una restricción, a mi juicio absurda, que no favorece en nada a la difusión de la belleza del lugar, sino más bien todo lo contrario.  
Luego me encamino a la Plaza Goffredo Mameli, en donde se halla el Monumento a los Caídos y, a continuación, a la Plaza Marconi para echar un vistazo a la Fuente del Pesce.
Un pequeño y justificado desvío me lleva a contemplar la elegante fachada del histórico Teatro Gabriello Chiabrera, con sus columnas griegas, jónicas en la planta superior y dóricas en la inferior.  



A continuación me encamino por Corso Italia hacia la Vía Dante Alighieri, en donde me encuentro con la impresionante Fortaleza Priamar, que me limito a contemplar desde el exterior. Luego disfruto de la serena y romántica belleza del recóndito Templeto Boselli, para terminar en el Monumento a Garibaldi situado a la entrada de una gran playa, invernalmente desierta, pero que imagino abarrotada en fechas veraniegas.

El completo recorrido que acabo de describir se puede hacer cómodamente en unas tres horas.

Savona es, en suma, una ciudad encantadora que, estoy seguro, dejará un agradable recuerdo a los cruceristas  que opten por visitarla.

Autor: Manuel Darias (Team Crucering)

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